Contemplando el lugar

Me la quedo mirando, pensativo.
-Eres una humana rara.

- ¿Por que lo dices?- pregunto con curiosidad.

- Bueno... el es un caso aparte, te odia porque no respetas su orgullo o algo así me comentó.

Negué con la cabeza.
-Son excusas. Tú bien sabes que me meto con los humanos, pero cuando me avisan pido perdón. -La observé. -Él, en vez de decirme que lo que he dicho está mal, me ataca. Yo sólo me defiendo.

- Comprendo... yo también me defendería.

Me encogí de hombros.
-Aparte, habla de honor, y eso... y no le veo yo muy honrado para hablar de lo que habla.

- Bueno... yo no se, solo se que os llevais mal.

Bufé algo que ni yo mismo entendí.
-Ya, siento comerte la cabeza.

- No, tranquilo, al contrario, prefiero que me lo cuentes.

Le brindo una cálida sonrisa.
-Gracias.

- ¡De nada! además, creo que desahogarse no le viene nada mal a nadie- sonrio pícaramente.

Desvio la mirada al horizonte.
-No, no sienta nada mal.

*Sonrio y miro el agua del río.*
- Ya sabes, si algún día necesitas desahogarte, cuenta conmigo.

Asentí.
-Bueno... hay algo que me gustaría comentarte.

*Asiento.*
- ¡Pues cuenta!

Ladeo la mirada.
-¿Si un hombre te pide que le robes a un niño, lo harías?

- Em... no se... dependiendo de quien sea el hombre y el niño.

- Ajá, y exactamente ¿que le quiere robar al niño?

- Joo pobre niño ¿no?