Paseando...

*Llegué al cielo y decidí visitar sus jardines muy famosos por los tipos de plantas y animales que viven en el.*
" Vaya... que bonito" pienso sorprendida.

*Entro en los jardines como todos los días y veo a una chica contemplarlos asombrada.*
- Me alegro mucho de que te gusten- le digo sonriente.

*Abro los ojos como platos.*
- ¿Como... sabes... lo...?

*Sonrio dulcemente.*
- Tengo el poder de leer la mente, aun que no debería usarlo así como así, pero me gusta saber que piensan los turistas de nuestro jardín.- digo sonriendo amablemente.

*Sonrio.*
- Oh... era eso...- digo más tranquila.- Yo soy Xixey, ¿y tu eres...?

- Yo soy Lúmina, la reina de los ángeles, encantada.

- Lo mismo digo, y eso de ser reina de los ángeles... ¿no es un cargo muy duro?

*Sonrio.*
- A mi no me lo parece... bueno yo llevo toda la vida con ese cargo, quizá me he acostumbrado demasiado rápido, aun que también puede ser que como no he tenido otra forma de vida...- digo mirando el lago fijamente- Pero la verdad es que me gusta ser de ayuda.- digo mirándola con una sonrisa.

- Sí, claro... a todos les gusta ser de ayuda- digo sonriendo- ¿y que haces exactamente?- pregunto curiosa.

- Pues me encargo de que en el cielo reine la paz y la tranquilidad, también cuido de la Puerta al Más Allá.

- ¿La Puerta al Más Allá? ¿es aquella por la que cruzan los muertos hacia la otra vida?- pregunto animada.

- Esa misma. Otros ángeles y yo la protegemos de aquellos que quieran destruirla.

- ¿Y quién querría destruirla?- pregunto asombrada.

- Mejor dicho quien no. Es una puerta sagrada para nosotros, si la destruyeran, los muertos vagarían por todos los mundos sin que nadie pudiese hacer nada, por así decirlo, la muerte no serviría de nada.- digo seria.- Te contaré algo...Hace mucho tiempo, esta Puerta se encontraba en el infierno, los demónios se aprovechaban de ella y los ángeles no tuvimos más remedio que transladarla al cielo y ocuparnos de su protección.

- ¡Caramba! yo sigo pensando que es mucho trabajo... pero si te gusta... no soy quien para prohibirlo- digo con una pequeña sonrisa.

*Le devuelvo la sonrisa.*

*Vuelvo a observar el paisaje, esta vez con más detenimiento.*
- Dime, ¿quien cuida este jardín?

- Todos los ángeles ponemos nuestro granito de arena, siempre nos gustó esto de la naturaleza y también que tuviera sus admiradores- digo mirándola sonriente.

- La verdad es que no es dificil que tenga admiradores, este lugar rebosa de paz, armonía y colorido... ¡Me encanta!- digo observando cada rinconcito con una amplia sonrisa.

- Puedes visitarlo cuando te apetezca, está abierto para todo aquel que quiera relajarse y disfrutar de estas vistas.- digo mientras me siento entre las flores.

- Gracias por tu amabilidad, la verdad es que en este lugar me siento muy bien.- digo mientras huelo una rosa.

*Sonrio.*
- Dime, eres de Metrópolis ¿verdad?

- Sí, soy de allí de toda la vida ^^

- ¿Has visitado muchos lugares ya?- pregunto curiosa.

- Sí, unos cuantos... pero ninguno me ha llamado la atención tanto como este- digo sinceramente.