Explorando.

- Conspirar, torturar, castigar... lo que suelen hacer los demonios cariño. -digo sentandome en una piedra y apoyandome en la empuñadura de mi lanza.

*Observo el lugar, cada vez me parece más terrorífico.*
- ¿Sueles viajar mucho por las tierras de Gaia?

- Casi nunca... no me atrae demasiado este mundo.
"Y pensar que nosotras lo creamos..."

- A mi en cambio si que me gusta. Pero para gustos hay colores.

- Tanto el cielo como el Infierno son mas interesantes...

- Yo del Infierno aún no puedo opinar, aún no lo he visitado, pero no tardaré- digo con una sonrisa.

- Ten cuidado, no creo que sea un lugar seguro para una niñita.

- Me sé cuidar, gracias.

- No lo dudo. -digo con sorna.- Pero te advierto que los vampiros no han salido por que yo estoy aqui.

- Aun que salieran me las apañaría, por muy niña que sea para ti.

- No lo pongo en duda. -digo con sorna.

*La miro con sorpresa.*
- De todas maneras, no pienses que vas a asustarme, por mucho que seas la "señora del Infierno"

- No lo consideraría normal en una niñita tan valiente.

- Pues eso...- digo sencillamente.

*Me rio, pero no digo nada.*

*Observo el lugar en silencio.*

*Cojo mi lanza y me retiro en silencio.*

*Miro como se va.*
- ¡Se dice adiós!- grito.

*Me paro en saco a medio camino y chasco los dedos. Aparecen 5 vampiros sedientos de sangre a su alrededor.*
- si logras salir de esta, monina, me volverás a ver.
*acto seguido desaparezco en la niebla.*

"Sera..."
*Veo a los vampiros a mi alrededor.*
- Bueno, os quedaréis con las ganas- les digo a los vampiros.
* Salto haciendo una pirueta de manera que paso la barrera de los vampiros y me voy de ese lugar.*