De la ventisca... surge el caballero...

- Pues muérdete la lengua.

Me acerco a ella y me agacho.
-Pero si me muerdo la lengua, no soy sincero.

- Esa es la gracia.

-No le veo la gracia... -Comento.

- Yo sí... -digo mientras empiezo a reir macabramente.

*Enarco una ceja.*
- vas aprendiendo. - luego recupero la compostura. - Siento haber empezado con mal pie.

Me acaricio la cabeza.
-Lo siento...

- Hablando en serio... qué raza eres? Asemejas un humano pero eres algo más, nerdad?

Me la quedo mirando.
-Pues sí, soy algo más. Soy un vampiro algo peculiar. -Reí.

- Vampiro eh? Puedo ver los colmillos? -digo con cara de niña buena.

Abro mi boca y saco los colmillos.

- Afilados, sep. Espero que no los uses conmigo.

Negué con la cabeza.
-Me caes bien, tranquila.

- Fiu... menos mal.

Sonrio con cierta falsedad.
-Bueno, aunque no me pilles desesperado...

- En ese caso tendría que defenderme, muy a tu pesar.

Sonrio levemente.
-Lo sé y lo entiendo.

*Sonrio.*
- yo soy una chica-animal, pero... sabes? tengo sangre angelical en mis venas.

Parpadeo varias veces.
-Eres alguien raro, ¿eh?

- Mestiza, si no te importa. -digo cruzando los brazos.

Sonrio levemente.
-Como yo.

- Tu tambien?

Asentí.
-Mezcla de vampiro y ángel.