De la ventisca... surge el caballero...

*La nieve azotaba mis cabellos. Sentí frío en todas las células de mi piel. Mis ojos estaban diatados por la expectación. Y mi sonrisa era la más amplia que hubiera conocido el mundo. Estaba viva, en medio de una ventisca, pero viva. Y nadie podía remediarlo. Solté un grito triunfal al cielo.*

Estaba caminando por medio de una ventisca. Hacía frío, pero me daba igual. De pronto ví a una especie de... ¿bicho? Gritando.
-¿Qué es eso?

*Doy un silbido y entre la nieve de mis pies emerge mi fiel conejo endeleafion, y me sube a su lomo.*
- Hola pequeño, tenemos trabajo. -con un gruñido de asentimiento se dirige con paso decidido en dirección norte.

Me voy intrigado a acercarme a la cosa que estaba huyendo con otra cosa.
-¡Eh! ¡Bicho!

*Mis ojos se vuelven dos finas rendijas y me doy la vuelta mirando a la ventisca.*
- ¿¡¿¡Quien ha sido!?!?

Me quedo mirando a la cosa.
-Madre mía... -Me acerco a él. -Yo.

*Entrecierro los ojos.*
- Nadie me llama bicho y sale ileso.

- Antes de nada me gustaría saber el nombre de mi adversario. -digo impaciente.

-¿Vas a luchar contra mi? -Empecé a reir. -Angelo encanto. ¿Y tu?

- Lúmina Korinne, casanova. -digo con desprecio.

Sonrio falsamente.
-Eres un bicho muy gracioso.

- No soy un bicho, soy tu peor pesadilla.

Enarco una ceja.
-Jod*r con el bicho...

*Mis ojos se dilatan y enseño los colmillos.*
- Que no me llames bicho!!!

Ladeo la cabeza.
-Vale... Korinne, ¿no?

- Mejor. -digo serenandome.

Desvio la mirada.
-¿Qué haces por aqui gritando?

- Renacer. -digo riendome.- hacia tiempo que no me sentia tan viva.

Niego con la cabeza.
-Asi que estabas muerto...

- Muert-a. Se podría decir que si.

Me la quedo mirando.
-¿Muert...a?

- Soy una chica, lerdo. -digo enfadada.

- No! En serio? -digo sarcástica. - Mejor no pruebes suerte en seruir picandome.