Nunca se apaga

Me quedé mirando el enorme volcán que estaba ante mí. Era hermoso y no sabía por qué. El fuego me atraía un tanto pero... a la vez, lo temía.
Me miré las manos. No soy un demonio, mi elemento no es el fuego, sólo me siento atraído por él por la costumbre... nada más.
Suspiré.

*Le miraba desde una roca cercana. Me reí de su desdicha.*
- Ansías el poder del volcán?

Me la quedo mirando.
-No. Pero mola mucho.

*Me acerco a el andando lentamente.*
- Esta montaña es el simbolo del poder de mi raza.- le miro con una media sonrisa.- Decir que "mola" se queda corto.

La miro con suma seriedad. Ya no tenía ganas de fingir.
-El poder que emana de este volcán es palpable. Vuestra raza se distingue por ser de fuego, ¿no es así?

- Aparte de ser apasionados como la llama de este volcán somos traicioneros como la misma noche. -digo con aire soñador mirando la lava.

Suspiro. Sí, los demonios son así, y sin embargo, confiaba más en ellos que en los propios ángeles.
-Entiendo...

- Tu te consideras ángel o demonio? -digo con picardía.

La miro con cierta indiferencia.
-Ambos bandos son lo mismo.

- No te creas, defendemos cosas diferentes. - le observo con detenimiento.- Te noto reacio hacia los ángeles...

Sonrio macabramente.
-Los ángeles, al igual que los demonios, me han causado problemas. A vosotros os tengo cierta estima, pero sólo por una persona.

*Le miro con cierto interés.*
- Y que espécimen de nuestra raza es el que te inspira respeto?

Me la quedo mirando.
-Mi padre.

- Tu padre era demonio? Cual era su nombre? -digo interesada.

-Mi padre es un demonio. Y no sé su nombre. -Enarqué una ceja.

*Entorno los ojos y hago una mueca.*
- Así no eres de mucha ayuda. Quizá fue uno de mis vasallos.

Alzo la cabeza un poco más de la cuenta.
-Supongo... no tengo ni idea.

*Me quedo pensitva.*
- Al menos sabes si sigue vivo?

Me rio por lo bajo.
-Sí, lo está.

- Bien, eso facilita las cosas.

Me cruzo de brazos.
-¿Quieres ver a mi padre?

- No estaría de más. Donde está?

Miro el suelo, y me pongo a hacer dibujos.
Una estrella invertida metida en un hexágono.
Cuando acabé, me puse en el centro de la estrella, cerré los ojos y empcé a susurrar la invocación.
Un aura oscura empezó a rodear el ambiente. Me di la vuelta y vi al ecapuchado. Me incliné ante él.
-Padre... esta mujer quiere hablar contigo.
-¿Sí? -Soltó una risa gutural. -Seré cortés con ella...
Y, sin que me diera cuenta, su aura me ató. Se acercó a mí y... lo siguiente no lo recuerdo.

-¿Qué quieres? -Dijo el padre de Ixel.

*Enarco una ceja.*
- Me acuerdo de ti, encabezaste una rebelión contra mi padre... es una sorpresa saber que sigues... "vivo".