Nunca se apaga

- Quería saber tu postura en la guerra contra los ángeles. si piensas atacarme a mi o ayudame.

- Sorprendeme. -digo alzando una ceja.

*Le miro de arriba a abajo y asiento complacida.*
- Ciertamente sorprendida. Si me ayudas en esta guerra no quedarás sin recompensa.

- Por el momento, me gustaría tener a Ixel causando pavor en el reino de los ángeles. Podría hacerse pasar por uno de ellos... quizá con un poco de magia de ocultación.

*Alzo el dedo indice.*
- Y no es el único que tengo en mente. -rio de forma malefica.

- Estoy trabajando en un pequeño experimento, que si funciona será letal para nuestros amiguitos emplumados.

- Si, pero no en este momento. Aún es solo un prototipo, pero pronto estará listo para dar guerra. Y tu serás el primero en saberlo, mi querido Ulrix. -digo con una sonrisa malévola.

- No me cabe la menor duda. -extiendo la mano.- Por una gran alianza.

*Asiento y sonrío.*
- Pronto le encomendaré a tu hijo su primera misión.

*Bufo por lo bajo.*
- Si es tan buen actor como aparenta el Cielo habrá caido para la próxima vez que me haga la manicura-

(xDDDDDDDDDDDDDDDDDDD)

- Espero poder verlo en acción.

- Supongo que tienes razón. Bueno, Ulrix, ha sido un placer hablar contigo, pero ya es hora de que me retire.

- El placer ha sido mío, Ulrix. - digo seriamente, y luego le hago en gesto con la mano en señal de que puede irse.