Tempestad...

Me quedo mirando el suelo, como distraido.
-Vale. -Comenté. No quería discutir en un tema al cual no ibamos a llegar a ninguna parte. Esas cosas se demuestran a base de golpe.

*Me levanto y en silencio saco mi espada, me coloco agazapado a escasos centímetros de el con hipervelocidad y le ataco con un certero tajo horizontal*

Esquivo el golpe de un salto, pero me da un poco. Era una herida superficial.
-¿Por qué quieres pelear?

((OFF: Ahora la mítica frase de Ike...))

- Peleo por mi honor- Digo y mi espada empieza a llamear, usar esta habilidad en una cueva es muy arriesgado, no hare explotar, tan solo le haré arder, le ataco con una dura estocada en carrera

Me lo quedo mirando, perplejo.
-Y yo no peleo.

((OFF: Ataque perdido...))

- Tendrás que defenderte- Digo atacándole con un tajo vertical

Dejo que me de en el brazo. No me defiendo.
-He dicho... que no peleo. -Miré la herida. Estaba sangrando.
Saqué unas vendas que tenía guardadas por si las moscas.

- Mierda, es indigno atacar a alguien indefenso...- Digo envainando la espada y mirándole con rabia

Le miro riendo.
-Te aguantas.

- No te rías de mí, maldita criatura- Digo con cierto desprecio

Termino de vendarme y me lo quedo mirando.
-Me llamo Angelo, humano. -Dije con retintín.

- Me llamo Ike, chupóptero- Digo despectivamente

Enarco una ceja.
-Se dice hemávoro. Si insultas, insulta bien.

- Vampiro, despreciable, no tiene otra definición- Digo simplemente

Suspiré con infinita paciencia. No quería responder a sus tonterias.

*Me río ante su reacción se nota que se contiene, vuelvo a sentarme tranquilamente*

Me lo quedo mirando, satisfecho.
"Como todo humano, se calla cuando no responden a sus tentaciones"

*Le lanzo una mirada asesina*

- ¿Qué miras?- Digo repelente

Enarco una ceja.
-¿Acaso importa?

- Claro- Digo con frialdad

-Si eres tan frío, demuestras que no te importa. -Sonrio.

- No soy frío, no saques las cosas de quicio- Digo súbitamente

Pongo los ojos en blanco.
-Sí, ya... bueno, da igual.

*Me río por mis adentros, creo que le puedo sacar de quicio*

Me quedo mirando el techo de la cueva, sonriendo.
-Cuando pase la tempestad, no sé a dónde voy a ir.