~Levemente~

Estaba sentado cerca de la cascada. El sonido que producía me tranquilizaba un tanto, pero aun así seguía bastante alterado.
Habían pasado demasiadas cosas, y en el fondo las veia necesarias... pero ultimamente las cosas no iban como a mi especialmente me gustarían.
Muerte, secretos, poder... ¿Acaso algo de eso importa?
Nada tiene sentido. Nada.
Igualmente yo... no puedo hacer nada.
Cerré los ojos.

Estaba volando por los alrededores, pero sentí la presencia de alguien, y decidí parar.
Me quedé mirando el lago, pensativa, y luego me fijé que alguien estaba cerca de la cascada.
Cuando me acerqué, mi corazón dio un vuelco.
-... ¿A-angelo?

Abro los ojos lentamente, y me quedo mirando a la chica.
Sí, la recordaba, era Jane.
Sonreí con cierta malicia.
-Hola Jane.

Me acerqué a él temblando. Hacía ya bastante tiempo desde que lo había visto... y ahora, en este lugar tan mágico... se me hacía raro.
Intenté decir algo, pero no pude.

Sonreí con falsa ternura. Ella sería mi distracción, mi capricho, así no tendría que estar pensando en las tonterías de mi padre y de este patético mundo.
Alcé mi mano.
-Tenía ganas de verte.

Me quedé de piedra.
¿Tenía ganas... de verme?
¿A mí?
Me acerqué más a él, y me senté enfrente suyo.
-Y yo...

Me inclino a ella para que mi mano roce su rostro.
-¿Estás segura de ello?

Me puse colorada. Claro que sí...
Asentí.
-Muchas ganas tenía yo de verte. -Reí.

Alejé mi mano de su rostro.
-¿Estás hablando de broma?

Negué con la cabeza, algo preocupada.
-¡¡No!! Si yo quería verte, fuiste muy amable en las montañas.

Me rio por lo bajo.
-Eres muy graciosa.

Desvio la mirada, nerviosa.
Su sonrisa, su voz... todo hacia que me olvidara de que estaba en un sitio maravilloso, y me centrara en él. ¿Por qué me sucedía eso? Apenas le conocía... ¿No?
-Bueno... Seguramente te habré molestado, estabas solo.

Niego con la cabeza.
-Claro que no preciosa... es más, me has alegrado el día.

Me quedo sorprendida ante sus palabras.
-Ah... ¿Sí?

Asiento y sonrio.
-Has despertado interés en mí. Dime... ¿Eres humana?
Rio por lo bajo.
Claro que no. Si eres quien eres, claro.

Niego con la cabeza.
-... ¿Puedo confiar en ti?

Coloco una mano en la suya, y la miro directamente a sus ojos.
-Sabes que sí... soy de confianza.

Una parte de mí no quería, pero en el fondo...
¿Debia hacerlo?
Sacudí la cabeza. Daba igual, no iba a hacerme daño.
-Soy un ángel.

Enarco una ceja, divertido.
-Tu belleza me dice que no mientes.

Sonreí con pudor.
-Ah... no digas esas cosas.

Me la quedo mirando.
-Me criaron para decir la verdad.

Me quedé con la boca abierta.
Me fijé en sus rasgos, finos y delicados. Tenía un rostro con rasgos afilados, como el de los malos. Pero el único ojo que podía ver parecía brillar con luz propia.
Simplemente, me cautivó.
-... Vaya...

Pienso rápidamente qué podía decirle. Era una buena oportunidad para sonsacarle ciertas cosas.
-Oye... hablando de criar, ¿y tus padres?

Me sorprende su pregunta.
-¿Tan joven me ves?

Niego con la cabeza.
-No es eso, es simplemente que me ha entrado la curiosidad.