~Levemente~

Asentí.
-Tienes un aura que... me relaja.

Ladeé la cabeza.
-Soy un vampiro.

-Ya, pero... tienes algo más, que me tranquiliza.

Parpadeé. Sería el aura angelical.
-Ah... es que... sí... es una habilidad especial.

Parpadeo sorprendida.
-¿Ah, sí?

-Sí. Es que yo... tranquilizo las auras de mi alrededor. -Mentí.

-Ah. -Comencé a reirme por lo bajo. -No está mal.

La abrazo con más fuerza.
-Contigo es al revés. Tú tranquilizas la mía.

-Será por ser un ángel. -Correspondí al abrazo.

Negué.
-Es porque eres Cáelim.

Me quedé paralizada.
-Nadie... me ha dicho... eso nunca.

Me separé un poco de ella.
-¿No?

Agaché la cabeza.
-Normalmente me rechazan...

Acaricié su cabeza.
-Tranquila... a mí no me causas rechazo.

Me mordí el labio.
-Gracias...

Le oprimí el brazo con cariño.
-No me las des.

Me lo quedé mirando.
-Oye, tengo que decirte algo.

Enarco una ceja.
-¿El qué?

Agaché la cabeza.
-... Has sido el primero en besarme.

Me quedé blanco.
Le habia dado el primer beso a mi propia hermana.
-Ah... vaya.

Me mordí el labio inferior, nerviosa.

-¿Te arrepientes? -Musité.

Negué con la cabeza.
-Me alegro.

Sonrei levemente.
-Yo también.

Me acerqué a su rostro. Quería besarlo, pero no me atrevía. No sabía del todo por qué.