~Levemente~

-Pues sí...
Ladeé la cabeza, avergonzada.
-Siento haber pensado así.

Me encojo de hombros.
-Da igual.

Suspiro y abrazo mis piernas.
No debía pensar cosas a la ligera, no era propio de mí.

Me la quedo mirando, indeciso de si seguir preguntando o no.
Sacudí la cabeza. Lo mejor sería que siguiera el hilo de la conversación.
-¿Y tú?

Parpadeé.
-¿Yo? ¿Que qué me gusta?

Asentí. Era evidente que me refería a eso. Estaría nerviosa.

Agacho la cabeza.
-Pues... a mí me gusta también lo dulce. Soy aficionada a las fresas y las manzanas. -Reí. -Y me gusta volar a solas.

-Qué mona. -Sonreí.
Me parecía algo patético, si era sincero. No sé, todas estas tonterias de conocerse... ¿para qué? Pronto sería un fiambre más a mis pies, y olvidaré esta converación...
Pero para engatusarla, hay que tener apariencias.
Sonreí de oreja a oreja.
-Si pudiera volar... me gustaría volar contigo.

Desvié la mirada.
-Pero no puedes... ¿no?

Negué con la cabeza.

Suspiré.
-Entonces no pienses en algo que no va a pasar nunca.

-Supongo que tienes razón. -Fingí desilusión.

Reí levemente.
-Tranquilo, ¿eh?

Parpadeé, sorprendido.
-Yo estoy muy tranquilo.

Me acomodé un poco.
-No lo pareces.

Desvié la mirada.
-¿Y tú qué sabes? No me conoces...

Me mordí el labio.
-Tienes razón, perdona.

Me mordí la lengua.
"Idiota... ya la has fastidiado Ixel" Me dije.
Le dediqué una sonrisa un tanto fingida.
-No te disculpes.

Me lo quedé mirando, anonalada.
-Pero... me sigo sintiendo mal... no deberia ser tan bocazas.

Miro el cielo.
-Sí, eres bocazas, pero eso es parte de tu encanto. -Me reí.

Me quedé sin palabras.
¿Había oído bien...?
No...
-Ah... gracias...

Sonreí.
-Eres muy linda cuando te pones nerviosa.

Me quedé sin habla, simplemente.
No reaccionaba, sólo le miraba, atónita.

Me acerqué a ella, aun sonriendo. No reaccionaba.
-¿Estás bien? -Susurré.