~Levemente~

Desvío la mirada.
-No digas tonterías...

Le acaricié la mejilla suavemente.
-No son tonterias, es lo que pienso. -Dije serio.

Cerré los ojos con fuerza.
-No te pongas así... ¡esto lo haces con todas!

Negué con la cabeza.
-Puede que haya estado con otras mujeres, no soy cura... pero con ninguna he estado así.

Lo miré atónita. Mis ojos pasaron de estar muy cerrados a abiertos como platos.
-¿Cómo dices?

Reí sin poder evitarlo.
-Contigo... -me acerqué a su rostro. -Soy así. -La besé con ternura.

No correspondí a su beso al principio, pero luego me dejé llevar, como una botella en el mar.
Me separé de él, mordiéndome el labio.
-Tienes que ser así con todas a la fuerza...

Negué con la cabeza.
-Te repito que no es así.

-Y yo te repito que debe ser así. -Dije enfadada.

Empecé a reirme por lo bajo.
-A ver, preciosa, nadie ha entrado en mi mente como tú. Suena raro, y estúpido, pero es la verdad.

Ladeé la cabeza.
-Pero eres del bando oscuro...

Me encogí de hombros.
-Soy más neutral de lo que parece.

Le miré a los ojos.
-Pero los neutrales normalmente son traidores.

Enarqué una ceja.
-Se nota que conoces poco a la gente.

Tragué saliva. En eso tenía razón.
Sacudí la cabeza.
-A ver... no puedo confiar en alguien que conozco de poco...

Sonreí sin ganas.
-Me conoces más de lo que crees.

Parpadeé, sorprendida.
-¿Qué quieres decir?

Suspiré. Aun no era el momento de decirle la verdad, pero quería decirle algo que la despistara.
-Nada, déjalo.

Me acerqué a él.
-No me dejes con la intriga.

Puse mi frente en la suya.
-Estaba de broma.

-Ah. -Dije simplemente.

-Oye... ¿Nos levantamos? -Reí.

Correspondí a su risa, y me levanté.
-Pues sí.

Me levanté, y la cogí de la mano.
La fui alejando un poco de la cascada, y luego la tiré al agua.
Reí.

Me quedé paralizada cuando me tiró. Saqué la cabeza del agua y le miré, enfuruñada.
-¿Qué haces?